Bruto, insensato y temerario
Con ojos de sapo, dientes chuecos y rodillas de lata
Tu nariz es casi un esperpento, junto a tu manera de decirme
Te quiero
Vives tan dentro de mí, que paso olvidándote
Pero tú sabes hacer explotar aquella verdad en mi cara,
justo en el momento en que más frágil me encuentro...
Y allí estoy otra vez extrañándote, como cada vez que
partes, como cada siglo cuando vuelves
Si fueras marinero quizás entendería, el porque no estés
hoy...
Me mantendré eternamente amándote locamente y odiándote por
desobedecerme.